Hoja Informativa
Un nódulo en la tiroides es un crecimiento de tejido tiroideo o un quiste lleno de líquido que forma un bulto en la glándula tiroides. Los nódulos son muy comunes. Las posibilidades de tener nódulos en la glándula tiroides aumentan con la edad. Aunque los síntomas no son comunes, un nódulo grande a veces puede causar dolor o ronquera, o problemas para tragar o respirar.
Los nódulos en la tiroides causan preocupación en los médicos porque a veces pueden ser cancerosos. En los hombres, el cáncer de tiroides ocurre en aproximadamente un 8 % de los nódulos (u 8 de cada 100) y en las mujeres, en un 4 % de los nódulos. Por lo tanto, aproximadamente 90 % de todos los nódulos en la tiroides son benignos (no cancerosos).
Se desconoce la causa de la mayoría de nódulos benignos, pero con frecuencia se presentan en miembros de la misma familia. A nivel mundial, una causa muy común de los nódulos es la falta de yodo en la alimentación.
La mayoría de los nódulos en la tiroides se detectan durante un examen físico rutinario. Muchas veces, los nódulos se detectan mediante una radiografía que incluye el cuello. Después de encontrar un nódulo, el médico le ordenará un análisis de sangre para determinar si la glándula tiroides está funcionando con normalidad. Algunas veces, un nódulo puede estar asociado al hipertiroidismo (producción de un nivel alto de hormona tiroidea) o al hipotiroidismo (producción insuficiente de hormona tiroidea).
Sin embargo, estos análisis no son suficientes para descartar la posibilidad de cáncer tiroideo. Para obtener más información acerca del nódulo, es posible que el médico también recomiende una o más de las siguientes pruebas:
El tratamiento depende del tipo de nódulo. Si la biopsia por aspiración con aguja fina indica la presencia de células cancerosas, o se sospecha que lo sean, los médicos normalmente recomiendan cirugía para extirpar la glándula tiroides. Después de la cirugía, puede utilizarse terapia de yodo radioactivo para destruir cualquier célula tiroidea restante.
A veces, es necesario extirpar mediante cirugía otros tipos de nódulos, incluso si no son cancerosos, cuando son demasiado grandes y causan problemas para tragar o respirar. La mayoría de los nódulos benignos se controlan sin cirugía. Los nódulos hiperactivos casi nunca son cancerosos pero pueden causar hipertiroidismo o exceso de hormona tiroidea en el cuerpo, lo que puede ocasionar problemas de salud. Estos nódulos se pueden extirpar mediante cirugía o someter a tratamiento con yodo radioactivo.
Cada 6 a 12 meses, su médico debe controlar los nódulos que no se extirpen mediante cirugía. Este seguimiento puede incluir un examen físico, una ecografía de la tiroides o ambos. Si el nódulo crece, posiblemente sea necesario repetir la biopsia con aguja fina.
Si usted cree que tiene un nódulo en la tiroides, consulte con su médico. Este posiblemente lo derive a un endocrinólogo (un especialista en afecciones relacionadas con las hormonas) para obtener un diagnóstico y tratamiento. Luego siga el tratamiento recomendado y haga el seguimiento con su médico según le recomiende.
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